Un poema que mi padre regaló a mi madre el día de su cumpleaños, y ambos nos regalaron a todos los demás con el orgullo de ser sus hijos.
Siete pimpollos tengo yo en mi huerto,
fruto de unión con fértil compañera:
la tierra virgen que mi Dios me diera
para juntos cruzar este gran puerto.
Cinco rosas, dos lirios, que en concierto
de olor fragante en dulce primavera,
retoñan nuevos brotes por doquiera
al cruzarse con brotes de otros huertos.
Nuevos retoños, once hasta el momento,
van ampliando el huerto peregrino
en bendición, dulzura y gran acierto.
En esperanza cruzo este camino
con la mirada puesta en el evento
de que la eternidad sea su destino.
Rafael Gómez – Pimpollo Sevilla
24 de junio de 2012