Esta noche de Reyes sustituyo a Miguel Hernández («Las desiertas abarcas»), por Héctor Gagliardi. Tres noches de Reyes con el sentimiento triste de tres guerras: la guerra civil española, la segunda guerra mundial y hoy mismo la guerra en Siria. Tres cincos de enero unidos por el aterrador ruido de las contiendas que se ceban más con los más débiles.
-¡Si vos no te portás bien,
le digo a los Reyes Magos
que te dejen sin regalo
y te quedas sin el tren!…
¡Es que mi vieja, también,
un poco se aprovechaba…!
porque esa noche llegaban
los Tres Reyes de Belén!
La carta la había mandado
sin faltas de ortografía,
así los reyes veían
de que era un chico aplicado.
Hice todos los mandados,
me lave hasta las orejas,
porque ese día mi vieja
me tenia acorralado.
La luna hacia brillar
el lustre de mis zapatos…
Y si ellos fueran chicatos
¿Quién les podía avisar?
Por eso al irme a acostar,
puse la almohada a los pies
y me acosté del revés
para poder vigilar…
¡Cuando más lo precisaba
me vengo a quedar dormido!
Me desperté a los maullidos
del gato de la encargada…
Ya entraba la madrugada
de un radiante seis de enero,
y un trencito, el más diquero,
del umbral me saludaba…
Lo habían dejado de frente
Ya listo para marchar…
con él me iba a despertar
a mi madre alegremente
¡Que alegría que uno siente!
– explicarlo yo no puedo-
¡Unas ganas de ser bueno,
de ser bueno hasta la muerte!
Al que dejaron sin nada
fue al hijo de la de al lado…
¡Como se habrían olvidado!
Siempre “muy bueno” sacaba…
Con nosotros no jugaba
porque en seguida tosía,
y los reyes no sabían
que el padre no trabajaba…
Yo comprendí su dolor
cuando me vio con el tren:
Se acercó a mirarlo bien
Y después lo acarició…
A mí me daba calor
de que me viera jugar,
y en casa lo invité a entrar
y él también se divirtió…
¡Cuántos Reyes han pasado
por la puerta de mi vida.
Y a mí alma dolorida
cuántas veces la he dejado
como un zapato gastado,
esperando a su Melchor
que le dejara el amor
para un mundo envenenado!
Esta noche por los cielos
llegarán los Reyes Magos;
vendrán trayendo regalos
a los chicos que son buenos,
pero hay otros pibes buenos
en otro lado de la tierra,
que por culpa de una guerra…
¡no han de pasar los camellos!
Señor: yo aprendí a rezar
arrodillado con mi vieja;
si nunca te fui con quejas
hoy me tenés que escuchar:
¿Por qué tienen que pagar
esos pibes inocentes,
de que en el mundo haya gente
que sólo piensa en matar?
Ellos ¿qué saben de guerras?…
¡ellos quieren Reyes Magos!
¡y ellos, en vez de regalos
tienen un miedo que aterra!
Si vos pararas la guerra,
pasarían los camellos.
¡Yo te lo pido por ellos!
¡por los pibes de mi tierra!
Ufffffff!!!!
Yo también digo: Ufffff!!!!!
Tal vez, precisamente por ser la noche de Reyes, nos pondremos en el empeño de parar esa sinrazón para que pasen los camellos…