100 años hubiera cumplido hoy, 24 de septiembre, Francisco Garcia Pavón. Una pena haber nacido demasiado tarde y no haber podido compartir con él, en vivo, mesa y tertulia.
«Pienso otra vez, que así soy de cansino, que la vida pasada – recuerdos, y recuerdos de recuerdos – es tapiz del que solo vemos hilos en algunos momentos clareados. Lo demás es nada. Este minuto nos remite vagamente al parejo estado de ánimo de otros días … que a lo mejor tampoco fueron así. Muchas veces – ya entonces – pensaba que somos oscuros inquilinos de nuestro propio cuerpo, del que solo y apenas conocemos la fachada, el brocal que nos rodea, y apenas la vivienda interior, en cuyas oscuras habitaciones perduramos. El armazón del esqueleto, que luego resulta ser amarillo, nos sostiene sin conocerlo jamás. De los alimentos que entran por nuestra boca, no vemos el camino. Las imágenes que se cuelan por nuestros ojos, ignoramos hasta qué rincón espejeado llegan. Las plantas de los pies nos quedan muy lejanas e invisibles. Nos sentamos sin saber qué forma d almohada toma nuestro tras… Y a la hora de cumplir con el amor, no vemos nuestra exaltada culebrilla, que con ataques y disparos cálidos, pugna por darse y dar placer al cuerpo ajeno …¿Qué forma, de verdad, tiene nuestro cogote’ … Siempre estamos mirando más allá, desde la almena de una torre que apenas conocemos.
Y esa voz, y esa risa, y ese llanto, que salen por los canutos interiores hasta aflorar en el aire y hacer muestrario de nuestros sentires, no los oímos como los oyen otros; ni los vemos. Los notamos desde dentro, como la madre al feto.
Qué ajenos que nos somos. Nadie tan inquilino de una mansión que ignora.»
(Ya no es ayer)