Escrita según la pauta de un curso de escritura en el que participaré (si no me aburro antes) durante las próximas seis semanas. Tenía pauta, pero me la he saltado.
Esto de presentarse es complicado, y hacerlo de una manera tan ordenada aún más difícil para quien tiene el defecto del desorden en los genes, y de la rebeldía contra pautas impuestas. Os diré que pronto cumpliré 45 y sin embargo cuando la gente habla de los jóvenes pienso que lo hacen de mí. Me nacieron, como dijo Clarín, en La Solana, un pueblo entrañable en el corazón de La Mancha, en la provincia de Ciudad Real, y aunque ahora ya no vivo allí, sigue siendo el lugar donde cargar las pilas. Quizá sea solo un ejemplo de mi fidelidad. Tengo pocos amigos y pocas certezas, pero creo, que en lo que de mi depende, los tengo para siempre. ¿Os apuntáis a ser parte de ellos? Dicen, las malas lenguas que también soy tenaz; lo llaman cabezota, y aún hoy no sé muy bien si es halago o insulto.
No os mostraré una foto. Sería muy normal: chica más bien baja que nada, morena, de ojos castaños que se tornan verdosos en función de la luz, y de las emociones. Pasaría desapercibida entre muchas mujeres, por eso no frecuento grandes círculos, e invierto en cursos como este, de escritura de cuentos. Mientras leo, por recomendación de mi maestro, a Kundera, entre otras cuantas cosas que caen en mis manos. No penséis que me olvido del signo zodiacal, ni lo creo, ni lo quiero. Prefiero sentirme dueña de mis propios caminos.
¿Me conocéis ahora?
Os prometo que he sido muy sincera y que estoy encantada de escribir esta noche.