La mañana amanece
y la memoria
sabe al mismo cansancio que,
al cerrarse la noche,
dejaste junto al lecho.
No parece el recuerdo hoy
tu mejor aliento.
Pero el trabajo sigue.
Está la brecha abierta.
No abandones.
Aunque tiemble tu mano,
si sigue firme el pulso que la alienta,
no abandones.
Aunque tu pluma escriba con borrones
de tinta que no fluye,
de palabras que arrancas sin que nazcan,
no abandones.
Si en la fatiga
palpita el corazón con emociones,
gritando desde dentro que merece la pena.
Si tú alcanzas a oírlo en medio del cansancio,
no abandones.
Aunque te sientas solo,
– inmensamente solo
entre muchos clamores-
no abandones.
Si esperas una mano que te aliente
o te enjugue el sudor,
sigue adelante.
Aunque mirar atrás sea tentación constante.
Si cuentas con tu empeño
y con mi aliento.
Si está en tu voluntad
el ser valiente.
Si sientes el orgullo del viajero
y la satisfacción de lo importante.
Si tienes esperanza.
A pesar de lo ingrato del camino,
no abandones.
Sigue adelante,
aunque caiga la noche nuevamente
y luego, en la mañana,
encuentres el cansancio que dejaste
acechando tu cama.
Me gusta mucho Nohemi. Parece hecho a medida del tiempo que nos ha tocado vivir. Un tiempo en el que tienes todo y en un instante, no tener nada. Incluso tener y no tener a la vez. ¡¡Uffff!! Buena semana.
Pues estoy pensando mucho en esto de abandonar… No sé. Pero con palabras tan bien escritas dan más ganas de no abandonar. Gracias.