Dentro de la casa,
la cuna dorada
que albergó mis sueños,
conserva tu almohada.
La cuna dorada
acoge en la noche
tus sueños, y al alba,
alberga fantasmas.
Acoge en la noche
tu risa callada
y torna al silencio
si la noche acaba.
Tu risa callada
acuna en mis brazos,
con seda bordada
la ilusión que fuiste.
Acuna en mis brazos,
y esconde mi cara,
de ingrata certeza
que trae la mañana.
Y esconde mi cara,
preñada de sueños,
de esta triste nana
que rompe el silencio.
Preñada de sueños
se despierta al alba,
la verdad hiriente:
que tú ya no estabas.
20 de septiembre de 2012.
Un poema que nació, estos días, leyendo en la prensa sobre niños robados.