Arrancado de una libreta amarillenta. El pie de página indica «30-X-94». No recuerdo el hecho que lo inspiró. No he mirado las hemerotecas.
Te acurrucó tu madre
y la miraste buscando en su mirada
a los que, acostumbrados a observarte,
nunca sintieron la frialdad de tus manos,
– no te tocaron-.
Te dormiste en su brazos
y encontraste consuelo al abandono.
¡Y soñaste alcanzar algún mendrugo
que era anuncio del alba!
Hoy has vuelto a dormirte;
no habrá auroras
que despierten tus quebrados ojos negros;
– no amanece a la noche del hambriento –
ni habrá albores que brinden esperanza
a tus débiles risas;
– ya no ríes -.
Ayer sentiste hambre;
hoy ya, pedazo inerte,
ni añor ni odio a sentir te atreves.
Ayer chupaste en vano algún mendrugo,
hoy te chupan gusanos
mientras duermes.