Donde el corazón te lleve.

Apareció anoche en un pequeño cuaderno de citas recopiladas

de las lecturas de hace años.

Escogió el momento oportuno.

Cada vez que te sientas extraviada, confusa, piensa en los árboles, recuerda su manera de crecer. Recuerda que un árbol de gran copa y pocas raices es derribado por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol con muchas raices y poca copa a duras penas deja circular su savia. Raices y copa han de tener la misma medida, has de estar en las cosas y sobre ellas, solo así podrás ofrecer sombra y reparo, sólo así, al llegar la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de frutos.

Y luego, cuando ante ti se abran muchos  caminos y no sepas cual recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar, siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga; aguarda y aguarda más aún.  Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve.

Susana Tamaro en «Donde el corazón te lleve».

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